Kubero Díaz

La música de Kubero es, para mí, una cuestión de culto. Supongo que será compartido por algunos pocos fans que andan por ahí, desperdigados en este o en cualquier otro planeta. Previsiblemente, dentro de algunas décadas, algún musicólogo dirá: «¡Mierda! ¿Cómo puede ser que semejante compositor haya pasado desapercibido?» Y vendrán los tributos y homenajes y quizás alguna de esas espantosas estatuas de bronce con que la indignidad de la historia suele expiar culpas. Creo que no me equivoco si digo que el disco de Kubero con La pesada (1973) está al nivel de Manal (1970), Artaud (1973) de Pescado o el Volumen 2 (1972) de Pappo, todas obras señeras de la época, aunque sea infinitamente menos conocido.